miércoles, junio 16, 2010

Entre puntos

Dejarse caer por el precipicio, haber si alguien te recoge. Volcarte y sentir la emoción de la caida. Lo intentas. No lo consigues. Sólo esperas tener fuerzas para agarrarte al extremo y olvidar que quisiste caerte, y morir en el fondo. La oscuridad como forma de vida no te llena. Es momento de escalar aunque tus ánimos y tus sentidos estén anulados. Lo mejor, no volverse a mirar el fondo. Mira la cima, mira la salvación y rehuye de volver a caer.
Sola. A lo lejos, bellos cantos. Palabras de ánimo. Cariño. Un abrazo. Palabras sinceras que crees sentir como pequeños susurros en tu oreja. Más abrazos. Silencio. Apoyo. Gratitud hacia él. Una sonrisa que se dibuja mientras te enjuagas las lágrimas. Ver en todos a enemigos haciendo cosas a lo lejos. Molestan. Pero vuelves a centrarte en su calor. En su cariño. Ternura. Besos en el cuello. Lágrimas con color a miedo. Sonidos de palabras sobre su lucha. Merece la pena. Hasta luego. Más amor. Envios de gratitud. Silencio. Clock, un ruido de ascensor. No esperas a mirar. Lo adecuado es seguir. Shhhh. Somnolencia. Se abre una puerta. De nuevo el metro. Sueños pesados. Un nuevo pueblo. Nuevas noticias. Antiguas personas difuminadas por los recuerdos. Abro la cremallera. Busco el ordenador. Enciendo. Escribo. Siento.
Hasta pronto

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Entre mis brazos,nunca comprendere tus lágrimas. No con la fe que tengo en ti. No con lo que te quiero. No porque sé...que tú puedes con lo que sea,y porque sé que estaré a tu lado y que te amo como el fuego al oxígeno.

12:21 a. m.  

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