lunes, junio 07, 2010

Oscuridad compartida

Dos figuras se vislumbraban bajo la oscuridad de la habitación.
No veían prácticamente nada a su alrededor. Únicamente se intuían cuando forzaban la vista acostumbrada ya a la penumbra.
En ocasiones, la luz entraba por el dintel, mostrándoles la existencía de todo cuanto les rodeaba. Pero sólo de forma muy difusa y adormecida.
Tenían miedo, mucho miedo. Por eso permanecían con los ojos cerrados y sus labios se apretaban en una mueca tensa, hasta dibujar una linea recta cuyo fin eran las comisuras de sus labios. Lo cierto es que no había nada que les pudiera asustar aparentemente. No tenían el cuerpo en tensión ni temían los peligros que no podían visualizar la mayoría de las veces. Eso ni les frenaba ni les preocupaba. Cuando se miraban, la oscuridad les amparaba y protegia pero su miedo, que no se separaba de ellos solía causar inseguridad y confusión. Miedo de lo que podía pasar, de lo que podían ser...miedo de visualizar un futuro brillante en un presente mediocre.
Porque la oscuridad suele ocultar los miedos externos pero jamás el sentido de ser las únicas personas. Miedo de poder experimentar la pérdida de quien, con ojos trasparentes, comparte todo contigo. Una soledad abrumadora en una oscuridad profunda.
Porque las luces se pueden ir y el presente puede ser mediocre pero la idea de soportar toda la bruma y la oscuridad en soledad; una vez sabiendo la existencia del otro...muestra lo distinto que es sentirse sólo.